miércoles, 23 de julio de 2008

El Mercado del Arte en Alcoi. 1



UNA INDUSTRIA, MÁS QUE UN MERCADO

Hace unos días estuve en el estudio de una profesional de la pintura, digamos, artística o decorativa; una pintora, en definitiva. Esa es su tarea: pintar cuadros, y de eso vive. Merece, pues, el titulo de profesional. También el de pintora, ya que entre pinceles, lienzos y pinturas se mueve. ¿Artista?
Me aseguró que venía a pintar unos 20 cuadritos iguales, de un mismo modelo (una paisaje, un bodegón…) al día, o a la semana, tanto da. Igualmente me enseñó lienzos por ella pintados de carácter abstracto, todos siguiendo un mismo modelo, no de su inspiración, sino que le llegaban de la industria o comercio para donde trabajaba. Seguro que hay más pintoras como ésta; lo sé, las hay.
EN OTROS TIEMPOS Y LUGARES
Hace años visite un taller donde varios empleados pintaban cuadros en serie. Incluso había modelos, paisaje o flores, en los que cada uno, más bien cada una porque eran mujeres bajo la dirección de un hombre, ponía el azul del cielo en todos los lienzos, y otra el rojo de las rosas, mientras las otras chicas iban llenando huecos, poniendo otros colores donde correspondía según el modelo, dictaba el director del taller, que no la inspiración o el propio gusto.
Esto hace suponer que existía un mercado del arte, para el arte, si es que admitimos que esta pintura es arte. Al fin y al cabo, cuadros para adornar las paredes de las casas, que es como se ha hecho la pintura cuanto menos desde el Renacimiento: para ornar palacios, iglesias, el Vaticano mismo; y luego para las casas burguesas. Pintura, o escultura, por encargo, que realizaban artistas a altos precios o que estaban empleados para ser pintores de la casa. Desde Miguel Ángel a Velázquez y Goya, cuanto menos.
PINTURA Y DERIVADOS
Esta industria del cuadrito generó cuanto menos, en Alcoy, además del benefició propio de las empresas particulares que a ello se dedicaban y se dedican, unas industrias subsidiaras, como las de los bastidores, lienzos, pintura y otros utensilios necesarios para el acto de pintar. Y sus respectivos comercios.
DEL GUSTO
También es de suponer que ha generado un gusto o ha contribuido a asentarlo. El del arte naturalista, de procedencia académica, y un arte decorativo que no va más allá de la artesanía por parte de quienes lo realizan.
Esta pintura la encontramos en las shops de los hoteles norteamericanos o de Benidorm. Y multitud de tiendas específicas, donde venden marcos para lienzos y también lienzos ya enmarcados, en el mismo Alcoy. Una pintura que lleva el calificativo de alcoyana, porque aquí se fabrica, igual que las aceitunas rellenas de anchoa -bien que la materia prima sea foránea-, aunque estas lleven como marca el nombre de un territorio mucho más amplio, no sabemos bien si porque son alcoyanas y por tanto españolas, o la alcoyanía marca, da sabor, orna copas de martini, supone la españolidad.
OPINA UN ARTISTA
El artista Jesús Mullor (1956), preguntado sobre el tema, apunta que este tipo de industria de que hablamos tiende a desaparecer, por saturación o por la competencia de otros países con un mayor nivel de producción y más barata. Lo que el artista celebra, porque dice que este tipo de pintura en serie industrializada no le hace ningún bien al arte y al gusto de quienes puedan contemplar arte e incluso adquirirlo.

EL COMERCIO DEL CUADRO PINTADO
Pues me dio por entrar en uno de esos establecimientos donde si llevas un lienzo pintado, o una lámina y hasta una foto, te lo enmarcan y que al tiempo hacen función de galería comercial con cuadros pintados, firmados, enmarcados y todo. En el escaparate había unos pocos, que cada quince días veía que cambiaban, pero dentro era un verdadero centro comercial de la pintura en sus más diferentes formatos, estilos –esto no tanto-, temas, procedimientos… y firmas. Las firmas, ininteligibles o desconocidas –dentro del conocimiento que tenemos de los pintores y pintoras alcoyanos-, no se repetían en exceso, aunque sí que se palpaba el mismo pulso en diferentes estilos firmados con distinta grafía. Pueden encontrarse cuadros que pretenden ser abstractos, y no pasan de burdamente decorativos, ya que el abstracto es casi imposible que sea imitado; figuras diversas, niños, mujeres en escenas costumbristas, ningún desnudo; bodegones, paisajes, marinas, barcos veleros de lejanas batallas… Son cuadros para la sala de estar, ¿para el dormitorio?, para la terraza de la casa de campo: aquí irían bien los “abstractos”. Nada que objetar a estas tiendas de arte copiado, ni sobre quienes han elegido o se han visto forzados a pintar esta clase de cuadros; tampoco a los compradores hay nada que decirles, o quizás sí: que el arte es otra cosa, que hay otra pintura de una gran belleza estética, aunque no sea precisamente para colgarla donde la puedan ver ciertas visitas.
Es el mercado de la artesanía, que eso es esta pintura; más que del mal gusto, del poco gusto. Bien que es una pintura que no está sometida a la crítica, está fuera de la historia y al margen del arte contemporáneo.

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